Inseguridad y Poca Confianza En Ti Mismo/a (Baja Autoestima III)
Una baja autoestima suele ir de la mano de una pobre confianza en uno/a mismo/a, una inseguridad que sobrevuela en uno o varios ámbitos de tu vida. Incluso que acompaña tu experiencia vital en general.
- Cuando recibes halagos, te cuesta aceptarlos e incluso sientes cierta incomodidad por ellos
- Si algo sale mal, te castigas en exceso. En cambio, si sale bien, lo atribuyes a otros o al azar.
- Te asusta asumir riesgos o afrontar cambios por la incertidumbre que conllevan, porque no crees que puedas tener éxito en tu desempeño.
- Tratas de mostrarte al resto y de dar una imagen con el fin de agradar a los demás, aunque no se corresponda con la tuya.
- Exceso de autocrítica y autoexigencia. Te has convertido en tu peor juez/a.
- Te asusta asumir riesgos o afrontar cambios por la incertidumbre que conllevan, porque no crees que puedas tener éxito en tu desempeño.
Como puedes ver, cuando no confías en tus capacidades, y los mensajes y la actitud que tienes para contigo son de este tipo, es como si tú mismo/a saboteases tu experiencia o las oportunidades que se te presentan por considerar que no vas a poder, que vas a hacer el ridículo o que tú no eres lo suficiente como para lograr aquello que te propones. Dejas de lado tus necesidades, metas y anhelos por creer que tú nunca podrás llegar a alcanzarlos.
La inseguridad puede reflejarse en el ámbito de las relaciones sociales, en una relación de pareja o en el ámbito laboral. Puede ser una sensación habitual en tu día a día, a la hora de enfrentar situaciones que se te presentan, y que siempre sobrevuela.
Funciona como un boicot a tu propia vida. Bloqueas tu toma de decisiones y de acciones, dejando de lado aspectos que para ti son importantes, que te nutren, e incluso olvidando que lo hacen. Aparece entonces la sensación de estar estancado/a, de un cierto vacío. Como palos que vas poniendo a tus ruedas; sin hacerlo a propósito ni con esa intención, pero que terminan haciéndote imposible experimentar ningún avance, por pequeño que sea.
Y, con esta experiencia, tu mente te lanza el mensaje que confirma los anteriores que te venía diciendo. Llega el “¿ves cómo no ibas a poder?” y otros parecidos.... De manera que entras en un círculo vicioso del que resulta difícil salir y en el que, además, recibes mensajes confirmatorios de tu poca valía.
Sentirse seguro o tener confianza en uno mismo no significa creer que puedes hacer cualquier cosa que te propongas y que podrás conseguir todo. Normalmente, en cualquier meta que te planteas, están involucrados factores que dependen exclusivamente de ti y otros que no. Así que, unir tu sentimiento de valía al éxito o fracaso obtenido puede no ser acertado.
Cuando hablamos de seguridad en uno mismo es más importante hacerlo desde el sentimiento de capacidad. Tener una confianza equilibrada es saber que eres una persona capaz, que puede afrontar retos y situaciones más o menos habituales de acuerdo a sus valores y sin dejarlos de lado, independientemente de que al final logres el objetivo marcado.
Es sentirte preparado para hacer frente a las experiencias de la vida, poder ver lo que pueden ser oportunidades para ti y estar dispuesto a aprovecharlas. Quizá con miedo, quizá con dudas ante la incertidumbre, pero valorando no solo el resultado, sino, sobre todo, el proceso. Con todo el aprendizaje y el autoconocimiento que te aporta. Con la satisfacción de avanzar en la dirección que tú quieres.
Y te preguntarás cómo se hace entonces.
Si tratas de aumentar tu confianza cambiando tus pensamientos y diciéndote frases positivas sin más, verás que no suele funcionar y, si tiene algún efecto, es muy breve, pues en realidad no está unido a nada de valor para ti. Es cambiar pensamientos de manera forzada como quien saca cosas de una caja para meter otras diferentes. Pero la mente no funciona así.
El resultado, además, es que, al no funcionar, vuelves a “confirmar” que no hay remedio, que lo que piensas acerca de tu poca valía es real. Sigue aumentando el círculo.
Tampoco ayuda aferrarse a un mensaje muy común hoy en día como es el “si no tienes confianza en ti mismo/a, no lo vas a lograr”. Es una regla tan rígida, tan cerrada, que es difícil escapar a la trampa que supone. Si estás atravesando un momento difícil y tu autoestima es baja, estás abocado/a a no hacer nada, a no intentarlo hasta que tengas seguridad en ti mismo/a y, cada vez, a hacer menos cosas. Así que lo uno alimenta a lo otro y ese círculo que restringe tu vida sigue ampliándose a la vez que te da la razón en eso de que tú no puedes.
Pero, ¿de verdad una persona que atraviesa un momento difícil y tiene una baja autoestima no podrá conseguir nunca nada? ¿Es ya definitivo?
En realidad, no es el temor a no poder, la inseguridad, la autocrítica, etc. sino la fuerza con que te agarras a ellos y la realidad que les confieres, hasta el punto de hacer o no por lo que ellos te dicen.
No se trata de no tener miedo, de que no haya dudas… sino de no dejar toda la responsabilidad de tu acción a que estos sentimientos y sensaciones no aparezcan.
Te animo a dar el primer paso y actuar, aun con esos miedos y pensamientos que te invitan a no hacerlo para no fracasar, porque a tu mente no le gustan los cambios.
Si solicitas una cita, podremos trabajar el origen de esas inseguridades y ver cómo están influyendo en tu vida y por qué, para poder alcanzar una confianza en ti mismo/a equilibrada y realista en base a tus experiencias y a las habilidades que ya tienes y otras que puedes adquirir. Con pequeños pasos, pequeñas acciones al principio, pero que sean de valor para ti. Más que poner el foco en la consecución de determinadas metas u objetivos, ponerlo en tus valores. Actuar en base a ellos es un éxito en sí mismo y te permite sentirte satisfecho/a, pleno/a. Todo ello requiere práctica, pero, trabajando juntos/as, podemos empezar a abrir una puerta en ese círculo que ahora te oprime.
Inseguridad y Poca Confianza En Ti Mismo/a (Baja Autoestima III)
Una baja autoestima suele ir de la mano de una pobre confianza en uno/a mismo/a, una inseguridad que sobrevuela en uno o varios ámbitos de tu vida. Incluso que acompaña tu experiencia vital en general.
- Cuando recibes halagos, te cuesta aceptarlos e incluso sientes cierta incomodidad por ellos
- Si algo sale mal, te castigas en exceso. En cambio, si sale bien, lo atribuyes a otros o al azar.
- Te asusta asumir riesgos o afrontar cambios por la incertidumbre que conllevan, porque no crees que puedas tener éxito en tu desempeño.
- Tratas de mostrarte al resto y de dar una imagen con el fin de agradar a los demás, aunque no se corresponda con la tuya.
- Exceso de autocrítica y autoexigencia. Te has convertido en tu peor juez/a.
- Te asusta asumir riesgos o afrontar cambios por la incertidumbre que conllevan, porque no crees que puedas tener éxito en tu desempeño.
Como puedes ver, cuando no confías en tus capacidades, y los mensajes y la actitud que tienes para contigo son de este tipo, es como si tú mismo/a saboteases tu experiencia o las oportunidades que se te presentan por considerar que no vas a poder, que vas a hacer el ridículo o que tú no eres lo suficiente como para lograr aquello que te propones. Dejas de lado tus necesidades, metas y anhelos por creer que tú nunca podrás llegar a alcanzarlos.
La inseguridad puede reflejarse en el ámbito de las relaciones sociales, en una relación de pareja o en el ámbito laboral. Puede ser una sensación habitual en tu día a día, a la hora de enfrentar situaciones que se te presentan, y que siempre sobrevuela.
Funciona como un boicot a tu propia vida. Bloqueas tu toma de decisiones y de acciones, dejando de lado aspectos que para ti son importantes, que te nutren, e incluso olvidando que lo hacen. Aparece entonces la sensación de estar estancado/a, de un cierto vacío. Como palos que vas poniendo a tus ruedas; sin hacerlo a propósito ni con esa intención, pero que terminan haciéndote imposible experimentar ningún avance, por pequeño que sea.
Y, con esta experiencia, tu mente te lanza el mensaje que confirma los anteriores que te venía diciendo. Llega el “¿ves cómo no ibas a poder?” y otros parecidos.... De manera que entras en un círculo vicioso del que resulta difícil salir y en el que, además, recibes mensajes confirmatorios de tu poca valía.
Sentirse seguro o tener confianza en uno mismo no significa creer que puedes hacer cualquier cosa que te propongas y que podrás conseguir todo. Normalmente, en cualquier meta que te planteas, están involucrados factores que dependen exclusivamente de ti y otros que no. Así que, unir tu sentimiento de valía al éxito o fracaso obtenido puede no ser acertado.
Cuando hablamos de seguridad en uno mismo es más importante hacerlo desde el sentimiento de capacidad. Tener una confianza equilibrada es saber que eres una persona capaz, que puede afrontar retos y situaciones más o menos habituales de acuerdo a sus valores y sin dejarlos de lado, independientemente de que al final logres el objetivo marcado.
Es sentirte preparado para hacer frente a las experiencias de la vida, poder ver lo que pueden ser oportunidades para ti y estar dispuesto a aprovecharlas. Quizá con miedo, quizá con dudas ante la incertidumbre, pero valorando no solo el resultado, sino, sobre todo, el proceso. Con todo el aprendizaje y el autoconocimiento que te aporta. Con la satisfacción de avanzar en la dirección que tú quieres.
Y te preguntarás cómo se hace entonces.
Si tratas de aumentar tu confianza cambiando tus pensamientos y diciéndote frases positivas sin más, verás que no suele funcionar y, si tiene algún efecto, es muy breve, pues en realidad no está unido a nada de valor para ti. Es cambiar pensamientos de manera forzada como quien saca cosas de una caja para meter otras diferentes. Pero la mente no funciona así.
El resultado, además, es que, al no funcionar, vuelves a “confirmar” que no hay remedio, que lo que piensas acerca de tu poca valía es real. Sigue aumentando el círculo.
Tampoco ayuda aferrarse a un mensaje muy común hoy en día como es el “si no tienes confianza en ti mismo/a, no lo vas a lograr”. Es una regla tan rígida, tan cerrada, que es difícil escapar a la trampa que supone. Si estás atravesando un momento difícil y tu autoestima es baja, estás abocado/a a no hacer nada, a no intentarlo hasta que tengas seguridad en ti mismo/a y, cada vez, a hacer menos cosas. Así que lo uno alimenta a lo otro y ese círculo que restringe tu vida sigue ampliándose a la vez que te da la razón en eso de que tú no puedes.
Pero, ¿de verdad una persona que atraviesa un momento difícil y tiene una baja autoestima no podrá conseguir nunca nada? ¿Es ya definitivo?
En realidad, no es el temor a no poder, la inseguridad, la autocrítica, etc. sino la fuerza con que te agarras a ellos y la realidad que les confieres, hasta el punto de hacer o no por lo que ellos te dicen.
No se trata de no tener miedo, de que no haya dudas… sino de no dejar toda la responsabilidad de tu acción a que estos sentimientos y sensaciones no aparezcan.
Te animo a dar el primer paso y actuar, aun con esos miedos y pensamientos que te invitan a no hacerlo para no fracasar, porque a tu mente no le gustan los cambios.
Si solicitas una cita, podremos trabajar el origen de esas inseguridades y ver cómo están influyendo en tu vida y por qué, para poder alcanzar una confianza en ti mismo/a equilibrada y realista en base a tus experiencias y a las habilidades que ya tienes y otras que puedes adquirir. Con pequeños pasos, pequeñas acciones al principio, pero que sean de valor para ti. Más que poner el foco en la consecución de determinadas metas u objetivos, ponerlo en tus valores. Actuar en base a ellos es un éxito en sí mismo y te permite sentirte satisfecho/a, pleno/a. Todo ello requiere práctica, pero, trabajando juntos/as, podemos empezar a abrir una puerta en ese círculo que ahora te oprime.