Dependencia Emocional (Baja Autoestima II)
Cuando tienes una baja autoestima y los sentimientos y actitudes hacia ti mismo/a son de autocrítica, de no valía y de excesiva autoexigencia, es habitual buscar que otras personas cubran esas carencias emocionales y de afecto. Estableces entonces relaciones basadas en una fuerte necesidad, con temor a que la otra persona te abandone, a sentirte solo/a. Estando muy presentes el sufrimiento y la angustia por ello. Estableces una relación de dependencia emocional. Esto suele ocurrir, especialmente, en el ámbito de las relaciones de pareja.
- Crees que te tienes que sacrificar y sufrir para conseguir estar completa/o. No vales por ti misma/o; el valor te lo da la otra persona al estar contigo.
- Toda tu vida gira alrededor de ella, pues no soportas la idea de que la relación pudiese acabar. Tratas de complacerla constantemente y no pones límites. Te olvidas de ti mismo/a y tus necesidades pasan a un segundo plano, llegando a descuidar otras áreas importantes de tu vida, como son la laboral, social o familiar.
- Necesitas tener un contacto permanente, saber en todo momento dónde está. De otra manera, surgen las dudas, los celos que pueden llegar a ser incontrolables.
- La idealizas y todo lo que ves en ella son virtudes. Y, si en algún momento te surgen dudas, rápidamente buscas una explicación que te devuelva a tu estado anterior e incluso te culpas exageradamente por haberlo hecho (aumentando, más si cabe, su sobrevaloración y tu infravaloración).
- No te imaginas vivir sin él/ella. Te diluyes en la otra persona y toda tu felicidad depende de que esté contigo.
- Necesitas tener un contacto permanente, saber en todo momento dónde está. De otra manera, surgen las dudas, los celos que pueden llegar a ser incontrolables.
También es muy habitual que se establezcan relaciones de dependencia en el ámbito familiar. El estilo educativo y afectivo recibido desde la infancia, así como las experiencias vividas y su interpretación, son fundamentales a la hora de desarrollarte como persona, de formar tu personalidad y tu autoestima.
- El hecho de haber crecido en un entorno sobreprotector que no fomentó tu autonomía e independencia, dificultando así la formación de tu propia identidad.
- Haber crecido en un entorno poco amoroso, en el que no tuviste sensación de pertenencia, de seguridad, respeto… Un entorno invalidante que no permitía y castigaba tus errores, en el que creciste con una sensación de abandono.
- Si tuviste que pasar por experiencias para ti estresantes o dolorosas, e incluso abusivas y de maltrato, sin contar con la ayuda o el apoyo que necesitabas en aquel momento.
- Haber crecido en un entorno poco amoroso, en el que no tuviste sensación de pertenencia, de seguridad, respeto… Un entorno invalidante que no permitía y castigaba tus errores, en el que creciste con una sensación de abandono.
Sea en un tipo de relación u otra (de pareja o familiar), el resultado es que toda tu vida gira en torno a ese miedo al abandono. Y te agarras a esa relación como un intento desesperado por no volver a sentirte solo/a, para satisfacer esa necesidad de afecto y sentir la seguridad que antes te faltó.
Si estás desesperada/o, sientes que el miedo a la soledad y a no sentirte querida/o están condicionando tu vida (e, incluso, saboteándola) te propongo que trabajemos juntas/os para llegar a la raíz de todos esos miedos y, desde el presente, empezar un trabajo personal que te permita llenar el vacío que experimentas. No desde el miedo a la pérdida y el rechazo, sino desde ti misma/o.
Dependencia Emocional (Baja Autoestima II)
Cuando tienes una baja autoestima y los sentimientos y actitudes hacia ti mismo/a son de autocrítica, de no valía y de excesiva autoexigencia, es habitual buscar que otras personas cubran esas carencias emocionales y de afecto. Estableces entonces relaciones basadas en una fuerte necesidad, con temor a que la otra persona te abandone, a sentirte solo/a. Estando muy presentes el sufrimiento y la angustia por ello. Estableces una relación de dependencia emocional. Esto suele ocurrir, especialmente, en el ámbito de las relaciones de pareja.
- Crees que te tienes que sacrificar y sufrir para conseguir estar completa/o. No vales por ti misma/o; el valor te lo da la otra persona al estar contigo.
- Toda tu vida gira alrededor de ella, pues no soportas la idea de que la relación pudiese acabar. Tratas de complacerla constantemente y no pones límites. Te olvidas de ti mismo/a y tus necesidades pasan a un segundo plano, llegando a descuidar otras áreas importantes de tu vida, como son la laboral, social o familiar.
- Necesitas tener un contacto permanente, saber en todo momento dónde está. De otra manera, surgen las dudas, los celos que pueden llegar a ser incontrolables.
- La idealizas y todo lo que ves en ella son virtudes. Y, si en algún momento te surgen dudas, rápidamente buscas una explicación que te devuelva a tu estado anterior e incluso te culpas exageradamente por haberlo hecho (aumentando, más si cabe, su sobrevaloración y tu infravaloración).
- No te imaginas vivir sin él/ella. Te diluyes en la otra persona y toda tu felicidad depende de que esté contigo.
- Necesitas tener un contacto permanente, saber en todo momento dónde está. De otra manera, surgen las dudas, los celos que pueden llegar a ser incontrolables.
También es muy habitual que se establezcan relaciones de dependencia en el ámbito familiar. El estilo educativo y afectivo recibido desde la infancia, así como las experiencias vividas y su interpretación, son fundamentales a la hora de desarrollarte como persona, de formar tu personalidad y tu autoestima.
- El hecho de haber crecido en un entorno sobreprotector que no fomentó tu autonomía e independencia, dificultando así la formación de tu propia identidad.
- Haber crecido en un entorno poco amoroso, en el que no tuviste sensación de pertenencia, de seguridad, respeto… Un entorno invalidante que no permitía y castigaba tus errores, en el que creciste con una sensación de abandono.
- Si tuviste que pasar por experiencias para ti estresantes o dolorosas, e incluso abusivas y de maltrato, sin contar con la ayuda o el apoyo que necesitabas en aquel momento.
- Haber crecido en un entorno poco amoroso, en el que no tuviste sensación de pertenencia, de seguridad, respeto… Un entorno invalidante que no permitía y castigaba tus errores, en el que creciste con una sensación de abandono.
Sea en un tipo de relación u otra (de pareja o familiar), el resultado es que toda tu vida gira en torno a ese miedo al abandono. Y te agarras a esa relación como un intento desesperado por no volver a sentirte solo/a, para satisfacer esa necesidad de afecto y sentir la seguridad que antes te faltó.
Si estás desesperada/o, sientes que el miedo a la soledad y a no sentirte querida/o están condicionando tu vida (e, incluso, saboteándola) te propongo que trabajemos juntas/os para llegar a la raíz de todos esos miedos y, desde el presente, empezar un trabajo personal que te permita llenar el vacío que experimentas. No desde el miedo a la pérdida y el rechazo, sino desde ti misma/o.