Baja autoestima

Seguro que en alguna ocasión has leído acerca del concepto de autoestima.

Hoy quiero hablarte de los factores que están involucrados en una baja autoestima y la manera en que repercute en tu vida, para conocer verdaderamente cuáles son sus implicaciones y el porqué de su importancia.

Resumiendo un poco, podríamos decir que la autoestima está formada por un conjunto de pensamientos, sentimientos y opiniones acerca de tu propia imagen, del concepto que tienes sobre ti mismo/a, de la seguridad y confianza en tus capacidades personales. Es la valoración que haces sobre distintos aspectos que engloban toda tu experiencia.

Quizá, situaciones como estas te resulten conocidas:

  • Tiendes a compararte con el resto y te sientes inferior.
  • Temes la incertidumbre, no ser capaz de afrontar cambios.
  • Te cuesta tomar decisiones por miedo a equivocarte.
  • Te repites a ti mismo/a que no vales, que tú no puedes, y abandonas la persecución de tus metas o sueños por creer que tú no podrás lograrlo (o ni siquiera lo intentas).
  • Eres muy crítico/a contigo mismo, te castigas en exceso por posibles errores, y atribuyes los logros a otras personas o al azar. Te has convertido en tu peor juez/a.
  • Te cuesta decir “No” y poner tus propios límites por temor a desagradar.
  • Tratas de pasar desapercibido/a, de no ser el centro de atención.
  • Minimizas la validez de tus opiniones y terminas por no expresarlas.

Estarás de acuerdo en que todas ellas denotan una baja autoestima y una pobre valoración de uno mismo. Es cierto que, seguramente, todos/as podemos reconocernos habiendo pasado por alguna o varias de estas situaciones a lo largo de nuestra vida, siendo más frecuente en épocas “bajas”.

El problema surge cuando todos estos mensajes, creencias y actitudes hacia ti mismo/a se alargan y mantienen en el tiempo, y la sensación de no valía empieza a inundar tu día a día, llegando a limitar tu vida cada vez en más ámbitos.

La realidad es que una baja autoestima, con este tipo de valoraciones y comportamientos hacia uno mismo, está en la base de muchos problemas emocionales que se prolongan en el tiempo y acaban en lo que comúnmente se conoce como episodios de depresión, ansiedad, estrés, problemas de alimentación, celos, insomnio… y, cuando llegas a ese punto, sí puedes ver claramente cómo estos problemas afectan a todas las parcelas de tu vida: personal, laboral, familiar, social, de pareja… Entras en una especie de círculo vicioso del que resulta difícil salir y que con el tiempo se va haciendo más grande a costa de estrechar tu vida.

  • En lo personal, puedes sentirte desanimado y desesperanzado en cuanto al futuro. Sin ganas de levantarte cada día. Sin ánimo ni ilusión por lo que tienes actualmente en tu vida o puedes llegar a tener. Con una autocrítica y autoexigencia exageradas.
  • En lo laboral, puede estar en un trabajo que no te aporta nada, que sientes que no va contigo. Pero crees que no puedes optar a otra cosa, te da miedo el cambio y piensas que alguien como tú no puede tener éxito, que no puedes pensar en dedicarte a aquello que te gusta.
  • En cuanto a la pareja, tienes miedo a perderla. Crees que, si la relación se acaba, no podrás salir adelante. Temes que deje de quererte, estar solo/a, no estar a su altura. No te atreves a poner límites. O, si no tienes pareja, piensas que nadie querrá estar a tu lado, que nadie puede ver nada en ti. Que no tienes nada que aportar.
  • En lo social, prefieres pasar desapercibido/a, temes hacer el ridículo y prefieres no entrar en debates o discusiones por miedo a expresar tu opinión. Percibir una crítica de los demás llega a angustiarte. Te comparas con el resto, con lo que ves de sus vidas, y siempre sales perjudicado/a al hacerlo.
  • En lo familiar, no te sientes cómodo con el papel que has adoptado y/o que los demás te otorgan, pero no te atreves a reivindicar tu propio camino. Temes decepcionarles. Te cuesta poner límites.

El resultado es que tu vida se ve cada vez más limitada. Te olvidas de ti, de tus necesidades y tus aspiraciones porque no te crees merecedor/a de ellas y te afanas en agradar a los demás, en conseguir su aprobación, en no disgustar a nadie. Te resignas ante todos esos sentimientos e ideas de no valía y cargas con sus efectos. Con días sin motivación aparente, un trabajo que ocupa muchas horas de tu vida y no te agrada, una relación de pareja difícil y conflictiva, renunciando a actividades sociales para evitar la angustia que te producen, etc.

Si es tu caso, seguro puedes ver el enorme coste que esto está teniendo para ti.

Una baja autoestima se traduce en multitud de momentos que vives como angustiantes y puede manifestarse de muy diferentes maneras según sean tu historia, tus circunstancias… Por ello, aunque muchas situaciones se repiten en diferentes ámbitos, es posible que te identifiques más con algunas de ellas.

Es por eso que en las siguientes entradas voy a hablarte de la baja autoestima y su relación con la experiencia de determinadas sensaciones o patrones en concreto, como:

  • Poca confianza en ti mismo/a e inseguridad.
  • Establecimiento de relaciones de dependencia.
  • Desconfianza en los demás por miedo a que te hagan daño.

Si leerlo te ayuda a ser consciente de cómo tus actividades cotidianas se están viendo condicionadas y tu calidad de vida afectada, te animo a que des el primer paso y solicites una primera cita, sin coste y sin compromiso.

Lo que te voy a proponer no consiste en cambiar los pensamientos que tienes sobre ti mismo/a. Si fuese tan fácil e, incluso, si fuese cuestión de repetirte, sin más, mensajes positivos sobre tu valía y tu capacidad, todos lo haríamos cuando atravesamos un momento delicado. Pero no. Si lo que haces no está conectado con algo que tú realmente sientes y tiene valor para ti, hacerlo tendrá un efecto nulo o muy breve.

Pondremos el foco en los aspectos de tu vida que se están viendo estancados o limitados para iniciar un proceso de trabajo personal que te permita abrir nuevos caminos que aporten luz a tu vida.

Ahora, puedes hacer algo para comprobar por ti mismo/a cómo, inconscientemente, te fusionas con todos esos mensajes y frases que te repites sobre tu poca capacidad y tu poca valía, sea en la parcela de tu vida que sea, y te diluyes en ellos:

Intenta darte cuenta de los momentos en que te enredas y te quedas enganchado/a en ese diálogo interno y, cuando lo hagas, pon delante de todas esas ideas el “Estoy teniendo el pensamiento de que…”.

Cuando te descubras diciéndote a ti mismo, por ejemplo, que no puedes confiar en nadie, que no vales, que harás el ridículo, que tu pareja te va a dejar... repítete el mismo mensaje, pero diciendo “estoy teniendo el pensamiento de que no puedo confiar en nadie, de que yo no valgo. Estoy teniendo el pensamiento de que voy a hacer el ridículo, de que mi pareja me va a dejar”.

Al principio, puede resultar difícil incluso el darte cuenta de que te has quedado enganchado/a en esos pensamientos de autocrítica, inseguridad y desvalorización propia. Conseguir ser consciente de ello ya es un paso importante. Luego, puede que repetirlo de esta manera te resulte artificial, pero justo es eso lo que te permite poner un poco de distancia, separarte de ello y verlo como lo que es: un pensamiento. No eres tú. Es un pensamiento más entre los muchos que tienes a lo largo del día.

Observa cómo vienen los pensamientos del tipo que sean, pero no trates de luchar contra ellos, eliminarlos o buscar explicaciones. Con eso, lo más probable, es que aumente su intensidad. Simplemente déjalos estar y siente la emoción que, a lo mejor, traen consigo: miedo, tristeza... Y lo mismo, no luches por taparla ni trates de evitarla. Déjate sentir lo que tengas que sentir.

No identificarte y poner un poco de distancia con ellos, puede dejarte ver otras cosas también dentro de tu espacio. No te fusionas con tus pensamientos, no sois uno solo: están ellos, estás tú y, además, hay más elementos en tu vida.

Quizá te resulte difícil y es normal. Entender que luchar contra los pensamientos y las emociones no hace más que agrandarlos no es algo que se aprenda de manera teórica. Es una habilidad que resulta útil si se pone en práctica en un contexto de valor para ti, relacionado con tus intereses, tus actividades cotidianas y tus circunstancias en este momento. Es ahí cuando podrás ver el enorme papel que juega tu atención, cómo enganchándote con ellos terminas por dedicarles casi toda tu energía, dejando de lado otras actividades o parcelas de tu vida.

Ahora, si decides darte una oportunidad, te animo a que solicites una primera cita, sin coste y sin compromiso, en la que podamos conocernos y empezar a trabajar juntos/as para romper ese círculo, abrir nuevas vías y tejer nuevos caminos atendiendo a tus experiencias y a tus necesidades y valores.


Baja autoestima

Seguro que en alguna ocasión has leído acerca del concepto de autoestima.

Hoy quiero hablarte de los factores que están involucrados en una baja autoestima y la manera en que repercute en tu vida, para conocer verdaderamente cuáles son sus implicaciones y el porqué de su importancia.

Resumiendo un poco, podríamos decir que la autoestima está formada por un conjunto de pensamientos, sentimientos y opiniones acerca de tu propia imagen, del concepto que tienes sobre ti mismo/a, de la seguridad y confianza en tus capacidades personales. Es la valoración que haces sobre distintos aspectos que engloban toda tu experiencia.

Quizá, situaciones como estas te resulten conocidas:

  • Tiendes a compararte con el resto y te sientes inferior.
  • Temes la incertidumbre, no ser capaz de afrontar cambios.
  • Te cuesta tomar decisiones por miedo a equivocarte.
  • Te repites a ti mismo/a que no vales, que tú no puedes, y abandonas la persecución de tus metas o sueños por creer que tú no podrás lograrlo (o ni siquiera lo intentas).
  • Eres muy crítico/a contigo mismo, te castigas en exceso por posibles errores, y atribuyes los logros a otras personas o al azar. Te has convertido en tu peor juez/a.
  • Te cuesta decir “No” y poner tus propios límites por temor a desagradar.
  • Tratas de pasar desapercibido/a, de no ser el centro de atención.
  • Minimizas la validez de tus opiniones y terminas por no expresarlas.

Estarás de acuerdo en que todas ellas denotan una baja autoestima y una pobre valoración de uno mismo. Es cierto que, seguramente, todos/as podemos reconocernos habiendo pasado por alguna o varias de estas situaciones a lo largo de nuestra vida, siendo más frecuente en épocas “bajas”.

El problema surge cuando todos estos mensajes, creencias y actitudes hacia ti mismo/a se alargan y mantienen en el tiempo, y la sensación de no valía empieza a inundar tu día a día, llegando a limitar tu vida cada vez en más ámbitos.

La realidad es que una baja autoestima, con este tipo de valoraciones y comportamientos hacia uno mismo, está en la base de muchos problemas emocionales que se prolongan en el tiempo y acaban en lo que comúnmente se conoce como episodios de depresión, ansiedad, estrés, problemas de alimentación, celos, insomnio… y, cuando llegas a ese punto, sí puedes ver claramente cómo estos problemas afectan a todas las parcelas de tu vida: personal, laboral, familiar, social, de pareja… Entras en una especie de círculo vicioso del que resulta difícil salir y que con el tiempo se va haciendo más grande a costa de estrechar tu vida.

  • En lo personal, puedes sentirte desanimado y desesperanzado en cuanto al futuro. Sin ganas de levantarte cada día. Sin ánimo ni ilusión por lo que tienes actualmente en tu vida o puedes llegar a tener. Con una autocrítica y autoexigencia exageradas.
  • En lo laboral, puede estar en un trabajo que no te aporta nada, que sientes que no va contigo. Pero crees que no puedes optar a otra cosa, te da miedo el cambio y piensas que alguien como tú no puede tener éxito, que no puedes pensar en dedicarte a aquello que te gusta.
  • En cuanto a la pareja, tienes miedo a perderla. Crees que, si la relación se acaba, no podrás salir adelante. Temes que deje de quererte, estar solo/a, no estar a su altura. No te atreves a poner límites. O, si no tienes pareja, piensas que nadie querrá estar a tu lado, que nadie puede ver nada en ti. Que no tienes nada que aportar.
  • En lo social, prefieres pasar desapercibido/a, temes hacer el ridículo y prefieres no entrar en debates o discusiones por miedo a expresar tu opinión. Percibir una crítica de los demás llega a angustiarte. Te comparas con el resto, con lo que ves de sus vidas, y siempre sales perjudicado/a al hacerlo.
  • En lo familiar, no te sientes cómodo con el papel que has adoptado y/o que los demás te otorgan, pero no te atreves a reivindicar tu propio camino. Temes decepcionarles. Te cuesta poner límites.

El resultado es que tu vida se ve cada vez más limitada. Te olvidas de ti, de tus necesidades y tus aspiraciones porque no te crees merecedor/a de ellas y te afanas en agradar a los demás, en conseguir su aprobación, en no disgustar a nadie. Te resignas ante todos esos sentimientos e ideas de no valía y cargas con sus efectos. Con días sin motivación aparente, un trabajo que ocupa muchas horas de tu vida y no te agrada, una relación de pareja difícil y conflictiva, renunciando a actividades sociales para evitar la angustia que te producen, etc.

Si es tu caso, seguro puedes ver el enorme coste que esto está teniendo para ti.

Una baja autoestima se traduce en multitud de momentos que vives como angustiantes y puede manifestarse de muy diferentes maneras según sean tu historia, tus circunstancias… Por ello, aunque muchas situaciones se repiten en diferentes ámbitos, es posible que te identifiques más con algunas de ellas.

Es por eso que en las siguientes entradas voy a hablarte de la baja autoestima y su relación con la experiencia de determinadas sensaciones o patrones en concreto, como:

  • Poca confianza en ti mismo/a e inseguridad.
  • Establecimiento de relaciones de dependencia.
  • Desconfianza en los demás por miedo a que te hagan daño.

Si leerlo te ayuda a ser consciente de cómo tus actividades cotidianas se están viendo condicionadas y tu calidad de vida afectada, te animo a que des el primer paso y solicites una primera cita, sin coste y sin compromiso.

Lo que te voy a proponer no consiste en cambiar los pensamientos que tienes sobre ti mismo/a. Si fuese tan fácil e, incluso, si fuese cuestión de repetirte, sin más, mensajes positivos sobre tu valía y tu capacidad, todos lo haríamos cuando atravesamos un momento delicado. Pero no. Si lo que haces no está conectado con algo que tú realmente sientes y tiene valor para ti, hacerlo tendrá un efecto nulo o muy breve.

Pondremos el foco en los aspectos de tu vida que se están viendo estancados o limitados para iniciar un proceso de trabajo personal que te permita abrir nuevos caminos que aporten luz a tu vida.

Ahora, puedes hacer algo para comprobar por ti mismo/a cómo, inconscientemente, te fusionas con todos esos mensajes y frases que te repites sobre tu poca capacidad y tu poca valía, sea en la parcela de tu vida que sea, y te diluyes en ellos:

Intenta darte cuenta de los momentos en que te enredas y te quedas enganchado/a en ese diálogo interno y, cuando lo hagas, pon delante de todas esas ideas el “Estoy teniendo el pensamiento de que…”.

Cuando te descubras diciéndote a ti mismo, por ejemplo, que no puedes confiar en nadie, que no vales, que harás el ridículo, que tu pareja te va a dejar... repítete el mismo mensaje, pero diciendo “estoy teniendo el pensamiento de que no puedo confiar en nadie, de que yo no valgo. Estoy teniendo el pensamiento de que voy a hacer el ridículo, de que mi pareja me va a dejar”.

Al principio, puede resultar difícil incluso el darte cuenta de que te has quedado enganchado/a en esos pensamientos de autocrítica, inseguridad y desvalorización propia. Conseguir ser consciente de ello ya es un paso importante. Luego, puede que repetirlo de esta manera te resulte artificial, pero justo es eso lo que te permite poner un poco de distancia, separarte de ello y verlo como lo que es: un pensamiento. No eres tú. Es un pensamiento más entre los muchos que tienes a lo largo del día.

Observa cómo vienen los pensamientos del tipo que sean, pero no trates de luchar contra ellos, eliminarlos o buscar explicaciones. Con eso, lo más probable, es que aumente su intensidad. Simplemente déjalos estar y siente la emoción que, a lo mejor, traen consigo: miedo, tristeza... Y lo mismo, no luches por taparla ni trates de evitarla. Déjate sentir lo que tengas que sentir.

No identificarte y poner un poco de distancia con ellos, puede dejarte ver otras cosas también dentro de tu espacio. No te fusionas con tus pensamientos, no sois uno solo: están ellos, estás tú y, además, hay más elementos en tu vida.

Quizá te resulte difícil y es normal. Entender que luchar contra los pensamientos y las emociones no hace más que agrandarlos no es algo que se aprenda de manera teórica. Es una habilidad que resulta útil si se pone en práctica en un contexto de valor para ti, relacionado con tus intereses, tus actividades cotidianas y tus circunstancias en este momento. Es ahí cuando podrás ver el enorme papel que juega tu atención, cómo enganchándote con ellos terminas por dedicarles casi toda tu energía, dejando de lado otras actividades o parcelas de tu vida.

Ahora, si decides darte una oportunidad, te animo a que solicites una primera cita, sin coste y sin compromiso, en la que podamos conocernos y empezar a trabajar juntos/as para romper ese círculo, abrir nuevas vías y tejer nuevos caminos atendiendo a tus experiencias y a tus necesidades y valores.